En un ambiente de fe, alegría y profunda comunión, la comunidad educativa de la Unidad Educativa Santa Marianita de Jesús, dirigida por las Hermanas Marianitas, celebró con solemnidad el Sacramento de la Confirmación de un grupo de estudiantes. La ceremonia tuvo lugar en la capilla del plantel y fue presidida por Monseñor Hermenegildo Torres Asanza, Obispo de Guaranda, acompañado por el Padre Ney Rodríguez, capellán de la institución.
La jornada fue vivida con gran recogimiento por parte de los confirmandos, sus familias, docentes, religiosas y compañeros, quienes se unieron para orar y dar gracias por este momento especial en la vida de fe de los estudiantes.
Durante la homilía, Monseñor Hermenegildo dirigió un mensaje cercano y lleno de profundidad espiritual, animando a los jóvenes a vivir su fe con compromiso:
“Hoy reciben el don del Espíritu Santo, que no es otra cosa que la presencia viva de Dios en ustedes. Él les dará fuerza cuando el mundo les diga que la fe no vale la pena, les dará sabiduría cuando enfrenten decisiones importantes, y les dará valentía para ser testigos de Cristo con alegría. No permitan que se apague esta llama que hoy se enciende en sus corazones. Conserven la fe, defiéndanla, y compártanla con amor y respeto en todo lugar donde estén.”
El Obispo también destacó el valioso aporte de las Hermanas Marianitas, cuya misión educativa y evangelizadora sigue dando frutos entre niños y jóvenes: “Doy gracias a Dios por la presencia de esta congregación, que con el espíritu de Santa Mariana de Jesús sigue sembrando el Evangelio con ternura, firmeza y testimonio”.
Durante el rito de la Confirmación, los jóvenes fueron ungidos con el santo crisma y enviados como testigos de Cristo. El silencio reverente y la emoción en los rostros expresaban la profundidad del momento, vivido con auténtica devoción.
Al finalizar la celebración, el Padre Ney Rodríguez agradeció a Monseñor Hermenegildo por su cercanía y guía espiritual, a las hermanas por su entrega diaria, y a los padres de familia por confiar y caminar junto a la Iglesia en el crecimiento de sus hijos.
La jornada concluyó con cantos de alegría y bendiciones, dejando en todos los presentes la certeza de que el Espíritu Santo sigue actuando con fuerza en el corazón de la juventud. Fue una verdadera fiesta de fe en la que la comunidad educativa renovó su compromiso de formar personas con valores cristianos, capaces de transformar el mundo con el amor de Dios.
Caminando juntos, para hacer de nuestra diócesis, un signo de la presencia de Dios.
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