Caminando juntos, para hacer de nuestra diócesis, un signo de la presencia de Dios.
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La capilla de la Unidad Educativa Santa Marianita de Jesús, dirigida por las Hermanas Marianitas, fue el escenario de una hermosa y significativa celebración: un grupo de estudiantes recibió por primera vez el Sacramento de la Eucaristía, en una solemne misa presidida por el Padre Ney Rodríguez, capellán de la institución.
Niños y niñas, preparados con entusiasmo y devoción durante varios meses, vivieron este encuentro con Jesús Eucaristía con profundo recogimiento. Acompañados por sus padres, familiares, catequistas, docentes y hermanas religiosas, ofrecieron este momento como un acto de fe, amor y alegría cristiana.
En su homilía, el Padre Ney dirigió palabras cercanas y emotivas a los primeros comulgantes:
“Hoy reciben a Jesús por primera vez en sus corazones. Él viene a habitar en ustedes para darles paz, fuerza y amor. No se olviden nunca de este día, y no dejen de alimentarse de este Pan de Vida que nos une con Dios y con los hermanos. Queridos niños, ustedes son la alegría de la Iglesia y el corazón del Evangelio.”
El sacerdote también agradeció a las Hermanas Marianitas, a los catequistas y a los padres de familia por haber acompañado con dedicación y constancia el proceso de formación sacramental de los niños: “Sin ustedes, esta semilla no habría podido germinar. Gracias por enseñarles a amar a Jesús y por dar testimonio de fe en el hogar y en la escuela.”
La celebración incluyó momentos emotivos como la renovación de las promesas bautismales, la procesión de ofrendas y, por supuesto, la recepción del Cuerpo de Cristo por primera vez, que fue vivida con gran reverencia.
Al finalizar la Eucaristía, los estudiantes recibieron un recuerdo simbólico de su Primera Comunión, y las familias compartieron un sencillo momento de alegría y gratitud. Fue una jornada llena de fe, en la que Jesús se hizo presente de manera real y transformadora en la vida de los niños.
La Unidad Educativa Santa Marianita de Jesús, fiel a su carisma, continúa sembrando el Evangelio en el corazón de las nuevas generaciones, acompañando con ternura, educación y espiritualidad el crecimiento integral de sus estudiantes.
Caminando juntos, para hacer de nuestra diócesis, un signo de la presencia de Dios.
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