En el marco de las celebraciones dedicadas al Señor de la Justicia, el santuario vivió un momento trascendental con la ceremonia de bendición de un nuevo retablo. Esta pieza, recientemente elaborada con pan de oro y madera, ha sido meticulosamente trabajada para reflejar no solo la devoción de los fieles, sino también el compromiso con la preservación y el embellecimiento del patrimonio religioso del santuario. La ceremonia fue presidida por el obispo, quien desempeñó un papel crucial en este significativo evento.
El retablo, que adorna el santuario con su acabado detallado y espléndido, es una muestra del arte sacro y del esfuerzo comunitario en la conservación del patrimonio religioso. La pieza, además de ser un objeto de veneración, representa una inversión en el futuro del santuario, asegurando que su belleza y su valor histórico sean apreciados por las generaciones venideras. Su elaboración con pan de oro le confiere una majestuosidad especial que resalta su importancia dentro del contexto litúrgico.
Durante la ceremonia, el obispo realizó una serie de rituales tradicionales para la bendición del retablo, incluyendo la aspersión de agua bendita y la oración de dedicación. Estos actos litúrgicos no solo consagraron el retablo como un objeto sagrado, sino que también reforzaron el vínculo espiritual entre la comunidad y el arte sacro. La solemnidad del acto y la presencia del obispo añadieron un nivel adicional de reverencia y significancia al evento.
Los asistentes a la ceremonia tuvieron la oportunidad de contemplar de cerca el detalle y la calidad del trabajo en el retablo. Las intrincadas tallas en madera, combinadas con el brillante pan de oro, crearon una obra de arte que no solo embellece el santuario, sino que también actúa como un recordatorio palpable de la devoción de la comunidad. Este esfuerzo artístico subraya la importancia de mantener y promover la tradición religiosa a través de la artesanía y el cuidado meticuloso.
La bendición del nuevo retablo del Señor de la Justicia ha sido un hito importante en la vida del santuario, celebrando tanto el arte como la fe. La ceremonia, presidida por el obispo, ha reafirmado el compromiso de la comunidad con la preservación de su herencia cultural y religiosa. Así, el retablo no solo adorna el santuario, sino que también se convierte en un símbolo duradero de la devoción y la dedicación de los fieles.
Caminando juntos, para hacer de nuestra diócesis, un signo de la presencia de Dios.
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