El 2 de agosto, en el marco de la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, se llevó a cabo un evento de gran significancia en el Monasterio de Nuestra Señora del Lourdes. Sor Sandra del Rocío Salazar Chicaiza, oriunda de Salcedo, Cotopaxi, realizó su profesión temporal en una ceremonia que contó con la presencia de importantes figuras eclesiásticas y familiares cercanos.
La ceremonia fue presidida por Monseñor Hermenegildo Torres Asanza, quien estuvo acompañado por el padre José Rodríguez de la Diócesis de Azogues, tío de Sor Veronica Calle, una de las monjas del monasterio. La comunidad religiosa del monasterio, liderada por la abadesa Madre Teresa de Jesús Vega, recibió con gran alegría a Sor Sandra, integrándola formalmente a su comunidad.
Durante la homilía, Monseñor Torres resaltó la importancia de la consagración a Dios y destacó el papel fundamental de la oración en la vida de la Iglesia. Subrayó que las monjas de clausura son una luz para la humanidad, y enfatizó la necesidad de más vocaciones de este tipo para mantener viva esta vital tradición de oración y contemplación.
El evento también contó con la presencia de la familia de Sor Sandra y de varios seminaristas de la diócesis, quienes acompañaron con fervor y devoción este importante momento. La abadesa Madre Teresa de Jesús Vega expresó su gratitud y alegría por la incorporación de Sor Sandra, reafirmando el compromiso de la comunidad de apoyar y guiar a las nuevas vocaciones.
Sor Sandra del Rocío Salazar Chicaiza, en un acto de profunda fe y devoción, hizo sus votos temporales de obediencia, pobreza, castidad y clausura por un período de tres años. Esta profesión marca el inicio de un camino de entrega total a Dios, dentro de una comunidad que se dedica plenamente a la oración y al servicio espiritual.
La ceremonia concluyó con un sentido agradecimiento a todos los presentes, y se celebró con un momento de confraternidad y alegría, evidenciando la unión y el apoyo de la comunidad religiosa y familiar en este trascendental paso en la vida de Sor Sandra.
¡Llega el Esposo, salid a recibir a Cristo el Señor!
Caminando juntos, para hacer de nuestra diócesis, un signo de la presencia de Dios.
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